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Cabessa

En febrero una amiga nos llamó diciéndonos que había encontrado a una cachorra en un pueblo de Granada. Estaba preguntando a los vecinos cuando se le acercó una familia rumana diciendo que la perra era suya pero que la habían abandonado porque no querían seguir cuidándola.

Atónita nuestra amiga cogió a la perrita y se la llevó a casa. Publicamos la historia en Facebook y otra amiga nos comentó que conocía a la perra, que un día un chico quiso dejarla en una tienda de animales.

Así empezábamos a saber más de la pequeña. Tenía dos meses y nuestra Asociación se hizo cargo de ella.

Unos amigos estudiantes se ofrecieron como acogida y la llamaron Cabessa. Le pusieron este nombre por los dolores de cabeza que les daba porque era muy trasto.

La llevamos al veterinario y nos dijo que era mestiza de American Stanford y que la persona que la adoptara tenía que tener licencia y seguro por ser una raza de perro potencialmente peligrosa.

La cosa se nos ponía complicada para su adopción.

Contactamos con una asociación nacional que trabajan exclusivamente con perros PPP y le dieron mucha difusión, la gente empezó a interesarse en Cabessa.

Fueron semanas de locura de rellenando cuestionarios y para poder contactar a posibles adoptantes, pero la cosa no terminaba nunca de cuajar. Estábamos cansados pero con la seguridad de que el milagro pasaría. Cabessa era muy conocida por las redes sociales y era muy divertida y loca…

Un día una gran amiga y fisioterapeuta de animales a la que admiramos y queremos muchísimo, Fina, nos llamó y nos dijo que le gustaba mucho nuestra peque y que querían adoptarla.

Ellos ya tenía a otro perro mestizo de PPP por lo que el tema de la licencia estaba resuelto, que al final es lo que más problemas nos ha dado, ya que sin licencia nosotros no íbamos a entregar a la perrita.

Una de las cosas más graciosas que empezamos a ver en la cacho-rra es que sus orejas crecían una barbaridad, parecía “Dumba” y sus rasgos de American Stanford empezaban a no serlo tanto.

Finalmente Fina que vive en Ibiza decidió adoptar a Cabessa. Empezaba un nuevo episodio. Primero viajaría con un chico que iba a Alicante, de allí los padres de los chicos que la tenían acogida en Granada y residen en aquella ciudad la recogerían y a la mañana siguiente la llevarían a Denia. Allá estaría Luisra, el marido de Fina para embarcar con ella rumbo a su nuevo hogar…

A Cabessa cuando algo no le gustaba se ponía a chillar como loca hasta que conseguía lo que quería… y este era un viaje largo. Todo el mundo se armó de paciencia porque la verdad es que dio un poco la lata.

Hasta que Fina nos mando la foto de la perra con ella no respiramos tranquilas.

A día de hoy, es una perrita feliz y amada, parece todo un juego del destino en el que un grupo de humanos éramos las piezas necesarias para que Cabessa, hoy Abba, encontrara a su familia.

Abba es más podenquita tocha que American Stanford, pero las razas no nos importan, nos llena de orgullo a ver que ahora es un perrito más que salió de la calle y hace feliz a mucha gente, especialmente a Fina y Luisra.

Su vida en fotos

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