Kara llegó a nosotras a través de un llamamiento urgente de nuestra amiga Inma Tenorio.

La Guardia civil de su pueblo la acababa de recoger de la calle y la llevaban a la perrera. Pero había algo en la expresión de su carita que les conmovió, así que se la llevaron a Inma a ver si ella podía ayudar. Sabía que en la perrera sería sacrificada en breve, así que empezó a mandar mensajes de auxilio a todos sus contactos, entre ellos a nosotras.

Una compañera de la asociación se comprometió a acoger en su casa a la perra de forma temporal, así que contactamos con Inma y en pocas horas Kara ya estaba en Granada bajo nuestra tutela.

Era una perra triste, cansada y muy apaleada por la vida. Llegó sucia, llena de pulgas, garrapatas y en unas condiciones pésimas. Así que nos pusimos manos a la obra! Limpiarla, curarla, visitar al veterinario… en dos días Kara era otra.

Descubrimos una perra jovencita llena de vida, extremadamente sociable y agradecida… ¡¡nos comía a besos!!

Kara empezó a dejar atrás su pasado, nos impresionó mucho como gestionaba sus emociones. Hizo gran amistad con los perretes de su familia de acogida… Tenemos tan-tas fotos y vídeos de ella saltando cual cabrilla loca…

Al poco tiempo una amiga vio el caso de Kara y se enamoró de ella. En su pequeña casa ella convive con tres gatos. Al principio nos ayudaba sacando a pasear a Kara algunos sábados y a partir de ahí empezó una bonita historia de amor. Empezamos a llevarla a su casa para presentarla a los gatos. Realmente no sabíamos como Kara reaccionaria con felinos, nos dejó sin palabras, no tuvo ni un mal gesto. Los gatos alucinaban con la perra porque no se sentían amenazados en ningún momento… por lo que en breve nuestra amiga decidió adoptar a Kara.

Ahora vive rodeada de gatos, da largos paseos por la montaña, tiene un montón de amigos por el barrio… quien nos iba a decir que el final de esta historia sería ¡¡¡¡TAN feliz!!!!

Seguimos en contacto cercano con Kara y la vemos a menudo… es y será una perra llena de luz y amor incondicional… su pasado queda tan lejos que ya nadie lo recuerda.